miércoles, 24 de febrero de 2016

NOSFERATU (1922)



Os presento un comentario (más bien un análisis técnico que una opinión personal) de la película alemana Nosferatu. Este comentario lo presenté para un trabajo en la asignatura de Cultura Audiovisual.

1.Ficha técnica
Ficha técnica extraída de Filmaffinity
Título original: Nosferatu, eine Symphonie des Grauens
Año de producción: 1922
País de producción: Alemania
Duración: 91 minutos
Dirección: Friedrich Wilhelm Murnau
Guión: Henrik Galeen Autor de la novela: Bram Stoker
Productora: Prana-Film GmbH
Director de fotografía: Fritz Arno Wagner (B&W)
Música: James Bernard, Hans Erdmann, Carlos U. Garza, Timothy Howard, Richard Marriott, Richard O’Meara, Hans Posegga, Peter Schirmann, Bernardo Uzeda, Bernd Wilden
Reparto: Max Schreck, Alexander Granach, Gustav von Wangenheim, Greta Schröeder, GH Schnell, Ruth Landshoff, John Gottowt, Gustav Botz

2.Análisis narrativo

El género principal es el terror. Se puede clasificar, también, en varios subgéneros, que son cine mudo, película de culto, vampiros, siglo XIX y Drácula. Pertenece al movimiento del expresionismo alemán. El leitmotiv es que los vampiros son una plaga, como las ratas, y todo contacto con estos seres tiene que ser evitado.
Sinopsis: Año 1838. Hutter es un joven que vive feliz con su mujer en la ciudad de Wisborg. El conde Orlok está interesado en instalarse en el edificio delantero. Knock, su agente inmobiliario, decide enviar a Hutter para acabar de concertar el negocio. El muchacho, sin objetar nada, decide emprender el viaje. A pesar de las advertencias sobre fantasmas por parte de quienes lo acompañan, no da su brazo a torcer. Allí conocerá al conde, y descubrirá que este es un vampiro.

Personajes principales:
Podríamos decir que Hutter es el protagonista. Se muestra escéptico en cuestión a la presunta existencia de seres sobrenaturales, no pone objeciones para ir a Transilvania y negociar con el conde Orlok. Tiene una fuerte conexión emocional con su mujer Ellen. Esta cae en la desolación cuando Hutter se va. Vela por su seguridad y es capaz de hacer cualquier cosa por él. El conde Orlok, también conocido por Nosferatu, es la encarnación del famoso conde Drácula. Misterioso, misántropo y malévolo, sorbe la sangre de los seres humanos para subsistir y hace de todo para poder perpetrar su perfidia. Knock es su agente inmobiliario, que está totalmente subyugado bajo su poder.
3.Tratamiento iconográfico. Análisis de la fotografía.
El punto de vista es en tercera persona. Respecto al encuadre, predominan los planos generales, los planos enteros y los medianos. A menudo se utiliza un marco circular. La angulación de la cámara es, mayoritariamente, normal. En algunas escenas, para transmitir miedo e infundir respeto, se utiliza el ángulo contrapicado, sobre todo con Nosferatu.

Ejemplo de plano contrapicado

La perspectiva es de superposición, que otorga mucha profundidad a la imagen. La iluminación es siempre natural, también por la contextualización histórica. Contrastes, técnica del claroscuro, sombras muy marcadas, para dar sensación de misterio y provocar angustia. Esto es muy típico del expresionismo alemán. De hecho, es uno de los aspectos más característicos de este movimiento. El filme es en blanco y negro.

Otros rasgos muy característicos del expresionismo alemán que podemos detectar en la película son: el maquillaje exagerado de los personajes; las formas puntiagudas; las diagonales, que aportan dinamismo y desequilibrio; el antirrealismo de la puesta en escena; la expresión de la subjetividad, para dar importancia a las emociones y sentimientos del hombre, etc.
4.Montaje. Estructura audiovisual

La estructura del tiempo es lineal, aunque también se utiliza la técnica del montaje alterno. Uso de elipsis significativas para omitir escenas de poca relevancia. No hay movimientos de cámara: se usa la cámara fija, como en la mayoría de cine de la época. No hay sonido dentro de campo. La música está añadida en la postproducción, y es extradiegética.
5.Conclusiones y valoración

Friedrich Wilhelm Murnau, director de la película, ya había mostrado que tenía habilidad para crear atmósferas asfixiantes en su anterior filme El castillo encantado (Schloss Vogelöd), en el año 1921. Para seguir desarrollando su talento, con menos precipitación dirigió Nosferatu, adaptación de la novela Drácula.

Como consecuencia por haber infringido los derechos de autor, la viuda de Bram Stoker (el autor de la novela original) denunció a Murnau, que fue condenado a destruir todas las copias de la película. Afortunadamente, una numerosa cantidad de copias se almacenó en varios países, y no fueron eliminadas. Por eso, hoy en día el visionado de la película está disponible.

Con Nosferatu, Murnau tenía la intención de representar a la Alemania abatida a causa de la derrota en la Primera Guerra Mundial, encarnando el vampiro en la figura de una rata que extiende una plaga. Es curioso, también, el origen etimológico de la palabra "nosferatu", que es una palabra de origen rumano, sinónima de vamiro. Bram Stoker, autor de la novela de Drácula, da a entender que creía que, literalmente, la palabra significaba "no muerto", y relacionó el concepto con estos seres mitológicos y sobrenaturales.

En mi opinión, me ha gustado mucho la película. Aunque con el paso del tiempo el concepto de terror se haya ido distorsionando, es indudable que las escenas en las que aparece Nosferatu provocan cierta inquietud y angustia. Me ha parecido muy curioso el simbolismo de las puertas de la mansión del conde, que simulan la forma de un ataúd.

A lo largo de las últimas décadas, se han hecho muchas versiones de la novela de Bram Stoker. Yo solo he tenido la oportunidad de ver esta y la de Francis Ford Coppola que, sinceramente, me decepcionó bastante. En mi opinión, a pesar de los escasos recursos cinematográficos de la época en comparación a la actualidad, es prácticamente imposible igualar la calidad de este filme. Lo que más choca, sin duda, es el juego de sombras, que son muy intensas. También me ha encantado la caracterización del vampiro y la interpretación del agente inmobiliario.

Lo único que objeto es la música. No es que me haya disgustado, pero en ocasiones me parecía que no encajaba mucho con los sucesos de la escena, y estaba algo fuera de tono. No obstante, en algunas escenas era aceptable.

En resumen: es una película totalmente recomendable, sobre todo si estás interesado en el cine, independientemente de la época de producción.

Este análisis está abierto a modificaciones. Si alguien que sabe de cine quiere corregir cualquier cosa, adelante.

martes, 23 de febrero de 2016

UN POCO DE HAYDN

No soy ninguna experta en música pero, para animar un poco el blog, me apetece ir compartiendo, de forma periódica (o cuando Dios quiera), obras y temas que me gusten. 

Gracias a la asignatura de análisis musical, que estoy haciendo en Bachillerato, siento más interés por la historia de la música. Así que, hoy, tengo ganas de compartir una pieza a la que, convencionalmente, clasificaríamos dentro de la que llamamos "música clásica", concretamente una sinfonía de Joseph Haydn con la que me topé hará cosa de un mes. Cuando la escuché por primera vez, me fascinó.

La sinfonía es la siguiente, la número 45:



Algo que me llamó la atención fue percatarme del clavicémbalo en el acompañamiento, pues teóricamente Haydn pertenece al clacisismo, época en la que se descartó el bajo continuo para pasar al bajo de Alberti. Deduje que, quizás, esta se trate de una pieza compuesta en tiempos en los que el Barroco seguía algo vigente en el ámbito musical. Si hay algún musicólogo o experto por aquí que me lo confirme, ¡se lo agradecería mucho!

Esta sinfonía me transmite cierta melancolía, el sentimiento de impotencia, de no poder hacer nada para cambiar las cosas que frustran a uno. A la vez, también la interpreto como una lucha constante para combatir los fracasos, una lucha llena de obstáculos y altibajos. El final de la obra es como una especie de apertura, de alcance al éxito, de "alivio".

Quizás es culpa de la imagen del vídeo, pero las subidas y bajadas de intensidad de la melodía me evocan el mar, la marea alta e inquieta, ese sonido del agua acercándose para, posteriormente, alejarse. 

Como he dicho anteriormente, no soy ninguna experta en música, ni tengo la intención de dedicarme a su estudio. Comparto esta simfonía con el único fin de difundir este arte, que es el capaz de propalar más sentimientos que el resto, unos sentimientos imposibles de describir con palabras.

Mi intención es dar un poco de vida al blog, ya que llevo meses de (casi) inactividad, y este un espacio en el que puedo dar mis opiniones y exponer mis "conocimientos" sin límites, es un recurso que no he aprovechado lo que debería. Intentaré publicar reseñas de libros, probablemente también de películas, y propias opiniones. Si la inspiración decide regresar, daré más rienda suelta a mi creatividad y quizás me anime a escribir algún que otro relato.

¡Saludos! 

martes, 15 de diciembre de 2015

¿Yo dentro de veinte años?



Este relato es un intento de pronóstico de mi futuro (concretamente, cuando tenga 37 años). Probablemente está muy alejado de como será realmente mi vida. Pero no lo escribí porque sí: era una tarea del instituto. Me ha hecho ilusión publicar la redacción porque es de los pocos escritos míos que me han gustado un mínimo.
Disculpad si, cuando lo leáis, os parezco repelente y pretenciosa. No era mi intención. 

~~

Disfruto contemplando la magnificencia de Barcelona por las mañanas. A primera hora del día, cuando el sol todavía está tímido y no acaba de salir de su escondrijo. Apenas hay coches que rompan el silencio, y el aire es frío y cortante.

Muchos ignorantes aborrecen el invierno, sobrevalorando la playa y el calor sofocante. Pero, ¡qué locura! No hay nada más acogedor que cobijarte de las bajas temperaturas con el abrigo de piel –piel sintética, no vaya a alzarse la polémica-, el jersey de lana, las botas forradas, el gorro y la bufanda –aunque yo no soy muy amiga de las bufandas, pues recelo la opresión que me hacen sentir en el cuello-, los guantes… Y el edredón, ¡bendito sea el inventor del edredón!

¿Por dónde iba? Ah, sí.

Asciendo por la calle Sicilia, recibiendo con optimismo la brisa fría que me azota el rostro –sin compasión: está furibunda, colérica. La calle está prácticamente vacía, solo atisbo a un muchacho veinteañero llevando de paseo a su mastín.

La librería sigue generando polvo, y me parece realmente encantadora. Los pocos libros que todavía se editan en papel están colocados en el escaparate y en los estantes más cercanos a la puerta de entrada. El resto de anaqueles están atestados de libros viejos, de todas las épocas.

El negocio está en bancarrota, lo sé, soy plenamente consciente de ello. Pero me importa un comino. Sigue siendo mi refugio favorito (y lo seguirá siendo). Aprovecho que la clientela es escasa para enfrascarme en la lectura de los miles de libros que hay aquí almacenados, y me despido de mi vida social. ¡Diez horas de soledad! ¿Qué más podría pedir?

~~

Al finalizar la jornada, a las seis de la tarde, Ruth viene a buscarme. Aunque solo tiene ocho años, no me da miedo que vaya, en ocasiones, sola por la calle. Es una niña responsable y cautelosa.

Hoy ha sido un día provechoso, más de lo que me imaginaba. Ha venido el primer cliente en dos días, y yo pensaba que se iría enseguida, pues no parecía muy satisfecho con lo que estaba viendo. No obstante, por asombro, al reparar en el estante de literatura alemana, se ha entusiasmado y ha empezado a acopiarse de un montón de libros.

Con curiosidad y sorpresa, me he acercado al señor, que debía de rondar los sesenta años, y le he preguntado si buscaba algo en concreto.

-Guten Tag, bella Mädchen –ha replicado, con un característico acento alemán-. Estoy contento. Vivo en Santa Coloma. Hace poco que vivo aquí, soy de München, auf Deutschland. He versucht en muchas… ¿cómo se dice? ¿Buchhandlungen, en español? Donde hay libros.

-¿Librerías?

-Sí, liberias. He buscado en liberias, y no hay libros en Deutsch o de Deutschland. Todo está en ebook. Por la tecnología. Ya dijo Einstein que la tecnología nos deja Idioten. Aquí veo que hay… Hermann Hesse… Friedrich Schiller… Goethe… ¡También von Schlegel!

Esto ha desencadenado una conversación entretenida, en la que hemos dialogado –de forma un tanto chapucera: él mezclando el castellano con vocablos alemanes, yo tratando de entender todo lo que decía, que entre su acento y su idioma extranjero, ha sido un poco complicado- sobre literatura y filosofía alemana. Además, dos horas después de esa larga charla –que al final se ha descomedido un poco-, se ha llevado alrededor de unos veinte libros, y mi hucha está profundamente agradecida.

Ruth es una niña simpática, pero un tanto introvertida. Supongo que será por lo que ha aprendido de mí y su padre: ambos lectores ávidos, muy a menudo reacios a socializar, con afán de aprender y descubrir el mundo. No es que seamos unos amargados y que queramos sumir a nuestra hija en una soledad perpetua. Sino que, con el interés con el que se vuelca en la literatura, por los valores que le hemos enseñado, muchas veces prefiere quedarse en casa o visitar la biblioteca y leer a Roald Dahl, en vez de ir a jugar con sus amigos.

Su rincón favorito es el trastero, donde hay más estantes repletos de libros que trastos de por sí (no consideramos que la pequeña librería sea un trastero, pero este cuarto siempre ha sido identificado con este nombre, y con el paso del tiempo le hemos acabado cogiendo cariño al término). A diario manifiesta su pasión por la lectura, y las ganas que tiene de hacerme compañía durante mis jornadas de “trabajo”. Siempre me afirma con seguridad que, de mayor, trabajará conmigo en la librería, y que cuando yo perezca –ha aprendido a hablar de la muerte con naturalidad-, la cuidará de maravilla.

Yo no quiero chafarle la ilusión, y cuando menciona el tema de la librería, pongo evasivas para rehuirlo. No quiero hacerle saber que cada vez puedo permitirme menos el local, y que estoy a punto de venderlo al director de un negocio de peluquerías, distribuidas por toda la ciudad.

De momento, ella está contenta. Queda poco con sus amigos –a quienes podemos contar con los dedos de una sola mano-, no juega en el parque, casi no ve la tele ni utiliza el ordenador, pero con los libros está satisfecha, irradia felicidad, y lo único que quiere mientras está en el colegio es regresar a casa y leer sin parar hasta la hora de dormir.

Por ahora, sin que sepa la verdad… ya está bien. 

miércoles, 28 de octubre de 2015

A TODAS LAS CHICAS DEL MUNDO


 Querida amiga mía:

¡Cuanto tiempo llevábamos sin hablar! Este mensaje lo manifiesto con el afán de mermar dudas y polémicas. Vengo a salvarte de la confusión, a eliminar cualquier vacilación.
La pregunta que muchas os cuestionáis es: ¿Debo maquillarme?

Y la respuesta es:

No.

No debes maquillarte. Y tampoco debes no maquillarte. No debes nada.

Si a ti te gusta maquillarte, te aporta comodidad y seguridad, te complace, ¿por qué no deberías hacerlo? Y, por lo contrario, si no te gusta maquillarte, sientes que haciéndolo vas con una fachada, y prefieres ir al natural, entonces, ¿por qué deberías hacerlo?

Lo que quiero pedirte es que no te dejes subyugar por el maquillaje. El maquillaje es tu amigo, tu compañero. No es tu dueño. No te domina. No eres de su propiedad, ni estás bajo su subordinación. No dependas de él, por favor. Ir con maquillaje no te incrementará la belleza, e ir sin él tampoco te la disminuirá. Serás igual de bella, vayas como vayas.

Estoy harta de escuchar a chicas infravalorándose y menospreciándose cuando no llevan maquillaje. Parad de sentiros humilladas por ello.

¡Haz lo que realmente te plazca! ¡Deja de preocuparte tanto!

Si quieres maquillarte, hazlo porque te gusta. Porque te sientes bien. No porque sea una obligación. Y quiero dejar muy claro que seré respetuosa con todo lo que hagas, mientras sea por propia decisión, sin la influencia de nadie.

Voy a mentar la frase que tantas veces debes haber leído, pero que no por eso ha perdido su significado y razón:

“Sé tú misma”.

Espero haberte hecho reflexionar. Nada me contentaría más que el hecho de que puedan llegar a servirte mis palabras.

Atentamente, con todo el cariño del mundo,

Tu amiga.

miércoles, 24 de septiembre de 2014

LA NOCHE



Esta vez voy a hacer una entrada diferente. Y no, no voy a escribir un poema. Os advierto que esto lo estoy escribiendo sin previa preparación, así que no os esperéis algo digno de recibir un Premio Nobel de Literatura, o de recibir un premio alguno. 

Puede que esto esté dedicado a alguien en concreto, o inspirado en alguien en concreto a quien no mencionaré.

Simplemente, como supongo que ya os habréis imaginado leyendo el título, voy a hablaros un poco por encima de la noche. Básicamente estos son pensamientos que navegan por mi mente repleta de pasadizos retorcidos que no llegan a ningún lado.

La noche. ¿Qué es eso? Bueno, si tenéis sentido común, habéis ido a la escuela o estáis vivos, sabréis lo que es, pero solo visualmente. ¿Y sentimentalmente? Personalmente, a mí me transmite un cúmulo de sensaciones inmenso, aunque no abrumador ni agobiante, para nada. Es más, este período me concede una relajación extraordinaria que se agradece. 

No os penséis que soy una vampiresa y que odio la luz del día. Nada de eso. El día es una joya, es magnífico contemplar todos los colores y sus matices, aun no teniendo ni la más remota idea de pintura y de bellas artes. Es hasta gratificante ver el mundo despierto, las calles con gente -si vives en una ciudad o en un pueblo grande- y tu alrededor lleno de actividad. 

Pero la noche se supera. Calles prácticamente desiertas, luces tenues de las farolas, silencio casi perfecto, oscuridad embriagadora. Me entran tantas ganas de escribir por la noche que es como si realmente estuviera borracha (y técnicamente no lo estoy, eh). 

Me encanta ir de noche por Barcelona. También sería fascinante ir de noche por casi cualquier ciudad del mundo, pero Barcelona es donde vivo así que es mi mejor referencia. Es una de las pocas partes del día en las que me siento distendida y libre, aunque el tema de la libertad es muy cliché y no voy a abarcarlo ahora mismo. Me enamora caminar por las calles vacías -que no sean céntricas porque entonces hay gente-, tener más frío que por la mañana -un frío agradable y que acaricia los sentidos- y sentir que estoy sola y que nadie me molesta. 

Puestos a dar créditos de los pros de la noche, voy a mencionar la música. Es delicioso tener la oportunidad de poder escuchar música con los auriculares en este hermoso ambiente nocturno. Poder deleitarte y caminar al ritmo de la percusión, relacionar la melodía con tu entorno... aunque tienes que elegir las canciones adecuadas, todo sea dicho. Dudo que sea muy apasionante escuchar una rumba o pop comercial por la noche. Mejor la música alternativa, el jazz o más clásica, ¿no?

lunes, 28 de julio de 2014

EL FINAL DE "COMO CONOCÍ A VUESTRA MADRE" (CON SPOILERS)



*ATENCIÓN, ESTA CRÍTICA CONTIENE SPOILERS*

Ya era hora de que criticara el dichoso final. Hace más de dos meses que lo vi y todavía no lo he comentado. 

Vayamos al grano. En realidad, yo ya leí en alguna parte que Barney y Robin se divorciaban, también lo de la muerte de la madre, y que Ted volvería con la canadiense me lo imaginaba. Marshall y Lily, como ya sabíamos, son la pareja perfecta. Con ellos no me he enfadado.

Lo que me indignó fue tanta tontería para no llegar a nada. Es decir, toda la novena temporada se basaba ¿en qué? ¿Una semana? ¿Menos? Detallando el periodo antes de la boda como un evento importantísimo, como si realmente hubiéramos llegado al final. Pero en realidad, en toda la temporada no pasa nada -solo la boda-, y en el doble capítulo final dan un giro argumental tan grave que me cabreó.

Cuando explican como Ted y Tracy se conocieron tendría que haber sido la última escena. A mi gusto, la cagaron alargando el final. Qué rápido se divorcian Barney y Robin. Qué poco les parece importarles al resto. Qué rápido se cargan a la madre. Qué rápido lo solucionan todo con Ted y Robin.

Además, darte cuenta de que el final lo tenían pensado desde el principio, todavía deprime más. Personalmente, me siento algo frustrada. Es como si estas nueve temporadas no hubiesen servido de nada. El título de la misma serie es un engaño. Lo importante no es "como Ted conoció a la madre de sus hijos", sino "como Ted, después de tantos altibajos, acabó quedándose con tía Robin".

Estoy de acuerdo con lo que he leído en otra crítica: después de haberse separado y juntado tantas veces, la relación Ted y Robin ya nos parecía apagada y casi imposible. Lo habían dejado tantísimas veces que yo ya los veía como buenos amigos Y NADA MÁS. Ya me había metido en la cabeza que no volverían juntos y que no formaban una buena pareja.

Añado otra cosa más: nunca me ha caído bien Robin. Me parece estúpida, antipática, quejica, amargada, caprichosa, pesimista, victimista, cínica... y un largo etcétera. Lily sí que me cae bien, pero ese ya es otro tema. Por eso nunca quise a Robin con Ted, y él me pareció idiota quisiendo volver con ella. Vale que, después de la muerte de su amada, quisiera encontrar a otra persona que le hiciera compañía, pero ¿TUVISTE QUE ELEGIR A ROBIN? Para mí, Ted y Tracy son la pareja perfecta, y creo que soy capaz de olvidar el verdadero final, creer que la madre no se murió y que ambos seguirán juntos para siempre, aunque me mienta a mí misma. No me he enfadado porque Ted se fuera con Robin, no me gusta la idea pero tampoco se tiene que hacer todo como prefieran los espectadores. Me he enfadado por como lo han llevado a cabo, como lo han desarrollado.

Por último, os hablaré muy por encima de Barney. Él es un personaje especial. Parece que siempre había temido el compromiso, hasta que salió por primera vez con Robin, que se centró más. Para mí no eran la perfecta pareja, pero me gustaban. Ya los veía bien, casados. Por lo menos, han hecho que Barney tuviese una hija y dejara de ir de flor en flor.

Esta es mi sincera opinión del final, y sé que es corta, pero tampoco hay mucho más que decir. Solo quería desahogarme, decir que estaba indignada y exponer mis razones. Podéis comentarme qué os pareció a vosotros, si queréis, aquí abajo.

domingo, 27 de julio de 2014

HABLEMOS DE FILMAFFINITY



Como podéis comprobar por el título, voy a hablaros de Filmaffinity. Muchos sabréis que esta es la página web de críticas a películas y programas de televisión por excelencia. Hay reseñas de críticas hechas por expertos y muchas críticas de usuarios, no tan expertos pero cinéfilos empedernidos, quienes saben expresarse muy bien y también saben elegir las palabras adecuadas.

Es una buena página, no lo niego. Puntuaciones estrictas y críticas profesionales y exigentes. Sirven de referente para guiarte y decidir si cierta película o serie es buena, un truño o no está mal. A veces hasta puedes reírte por la de sarcasmos que algunos sueltan. 

Pero a veces puede amargarte. Nunca es bueno consultar la puntuación de una película antes de verla, pues te da ideas preconcebidas y ya no decides por ti mismo. Inconscientemente, después de ver la puntuación y leer algunas críticas de esta, ya te guías y piensas si esta será buena o mala. No sé si me explico. Pondré un ejemplo:

Véase el caso de El Padrino. La primera película de la trilogía es la que más puntuación tiene en toda la página, si no recuerdo mal tiene un 9,1. Imagínate que antes de verla ya conoces estos datos. Entonces, cuando veas la película, ya tendrás la idea preconcebida de que tiene que gustarte, y aunque esta te aborrezca, lo negarás -en parte también para no recibir miradas fulminantes de fanáticos- y te mentirás a ti mismo/a diciendo que te ha gustado. 

Lo mismo se puede decir de una película mal puntuada. ¿Y si a ti te gusta? Antes de verla consultas su puntuación y te metes en la cabeza que esta será un bodrio y que no la vas a soportar. Pero nunca se sabe. Quizás, si no lo hubieses consultado, te habría gustado y no te habrías metido ideas preconcebidas, como he repetido varias veces previamente.

Desafortunadamente, también puede pasar al revés. Puedes ver una película que te ha encantado, y luego ver qué les ha parecido a los críticos expertos y a los usuarios, y ves que la tildan de mediocre, o cosas peores. Entonces -al menos en mi caso- te frustras y te avergüenzas de ti mismo por haber pensado que este largometraje era buenísimo.

Eso es lo que me sucedió a mí hace poco. Vi en el cine El abuelo que saltó por la ventana y se largó, y no sé si es porque soy idiota o algo, pero me reí en toda la película a carcajada limpia. Volví a casa encantada, con una sonrisa en la cara, diciendo que es muy buena y recomendándola a mis padres. Luego, tonta de mí, fui a consultar en Filmaffinity, creyendo que la elogiarían y tendría una puntuación mínima de un 7,5. Pero voy y veo que tiene un 6 y poco y que los críticos hablan de ella como si hubiese sido un desastre.

Y me frustré en silencio. Solo un poco, eh. Tampoco fue la desgracia de mi vida.

Este no es un mensaje "anti Filmaffinity", solo era una opinión. Os aconsejo que vayáis con cuidado y que también aprendáis a opinar sobre cualquier cosa por vosotros mismos, sin tener que guiaros por una página web (aunque su contenido sea muy bueno) o por nadie. 

Ya que he hablado de Filmaffinity, aquí tenéis el enlace de la página web versión española: http://www.filmaffinity.com/es
Y aquí la versión en inglés: http://www.filmaffinity.com/en/main.html

TIRANÍA: CAPÍTULO 6



Bartje es la dama de honor. Está más guapa que nunca; lleva un vestido de tubo estrecho, de un color rojo pasión, que le llega a las rodillas, y calza unas sandalias romanas con un par de centímetros de tacón. Se ha empolvado los pómulos para parecer más morena, pintado los labios de marrón oscuro y remarcado los ojos con una raya negra, que hace que parezca que tiene el iris más grande. Se ha alisado el pelo oscuro y se lo ha escalado de una forma encantadora. Sobre el vestido lleva una chaqueta tejana porque corre un viento fresco.

Sus hijos van también muy elegantes. Emke lleva una camiseta de manga corta color café y una falda plisada Siena atada más arriba del ombligo con un cinturón negro, y calza unos zapatos de charol también negros. A petición suya, su madre le ha cortado el pelo corto en forma de casco, y se ha pintado los labios de rojo cereza. Garritt lleva el pelo repeinado hacia atrás con colonia, y viste una camiseta verde oliva y unos pantalones cortos añiles. Bajo los zapatos de charol ocres, lleva unas medias blancas que le llegan a las rodillas.

Pero a Merete le toca ser la más bella de todas. No sabe si lo será, pero al menos lo habrá intentado. El velo le cubre media cara, emblanquecida por polvos de talco para que parezca que tiene la piel más fina, los labios ligeramente pintados de escarlata, una pequeña flor turquesa pintada al lado del rabillo del ojo izquierdo, los ojos reseguidos por una línea negra y los párpados un poco pintados de magenta. Se ha rizado el pelo y se lo ha teñido de negro, como el azabache. El vestido que lleva lo tiene ceñido a la cintura y le llega a los pies, pero sin tener que arrastrarlo, y es de damasco. Es completamente blanco como la nieve, con algunos bordados de flores en las puntas y las mangas.

Cuando su hermana la ve, se le abre la boca bien abierta y la abraza. Le dice que está preciosa y le da mil besos y piropos, empalagándola con su fragancia de vainilla. Le da la mano y se la aprieta muy fuerte, llena de orgullo y alegría. Los niños también se exaltan y están contentos. Emke le suplica que le dé el vestido, así cuando ella se case dentro de muchos años irá igual de guapa.

El abuelo de los niños se los lleva a la Gran Sala para que se sienten, pues el novio está esperando en el altar y pronto empezará la ceremonia. Las hermanas enlazan sus brazos. Todos se han ido avanzando lentamente. Cuando entran en la sala, Merete se cubre completamente los ojos con el velo para no ver nada lúcidamente hasta llegar al altar. Al llegar ahí, habiendo cruzado el espacio que hay entre las dos bandas de asientos y recibiendo elogios por parte de todos los presentes, Bartje le destapa los ojos con delicadeza.

Directamente, su mirada va hacia los ojos encendidos de Ardjan, que brillan llenos de amor. La novia se acerca con una sonrisa a su amado y se pone delante suyo, dejando que él contemple su belleza, pues nunca la había visto antes tan espléndida. El sacerdote parlotea y nadie le hace caso, los dos intercambian anillos y llega el beso…

Pero en vez de besar su boca, Merete besa la esquina de un estante colgado en la pared. Los dientes empiezan a dolerle horrorosamente y se los toca para comprobar si se ha hecho sangre, pero no hay rastro de ella. Solo ha sido un golpe. En breves ya no le dolerá más.

¿Se puede saber qué es lo que acaba de soñar? Solo recuerda a Garritt y Emke bien vestidos, y ella con un vestido de novia. Recuerda ir del brazo de alguien, y que estaba a punto de casarse. El resto lo ve borroso y casi se le ha olvidado.

Se levanta con holgazanería, estirando los brazos al máximo y entonando un bostezo irritante, un bostezo que roza el chillido. Se deshace la cola del pelo y va al lavabo, con los ojos medio entelados porque cuando recientemente se levanta todavía está adormecida. Se lava los dientes repetidamente, hasta eliminar el último rastro de suciedad visible. Luego se moca la nariz, porque se ha resfriado y esta se le ha llenado de mocos.

Baja por las escaleras de madera, que crujen bajo sus pies, y ve que Garritt está durmiendo en el sofá, abrazando un cojín de angora. Le sale una burbujita de mocos por la nariz, y su cuerpo es tan pequeño que Merete puede sentarse a su lado. Enciende el televisor, que es tan viejo que cimbra como si dentro de ella habitaran moscas. El único canal que pueden ver en la casa es el Religioso, en el que emiten misas cada día y a veces ponen dibujos animados sobre el nacimiento de Jesucristo y sus apóstoles. En latín. El holandés se está perdiendo… incluso en los diarios se ha perdido el idioma original.

Cuando vuelve a la realidad después de quedarse pasmada un rato, se da cuenta de que tiene la cara y el cuello de la camiseta del pijama mojados de lágrimas. Y solloza involuntariamente. ¿Por qué está llorando ahora? ¿Es idiota o qué?

Hace un par de horas que tendría que haberse ido a trabajar. Y la muy estúpida se acuerda de ello ahora. Le cancelarán el sueldo de dos semanas por haberse saltado horas. En cambio, si fuese uno de sus compañeros el que faltara, solo le cancelarían el dinero de las horas que no ha cumplido.

Lo que más le preocupa es que tendrá que esforzarse demasiado para alimentar a su hermana y sus sobrinos… y Bartje le dirá que no pasa nada, que podrán aguantarse unos días sin comer, pero Merete no se lo cree. Emke solo tiene siete años y Garritt tres. ¿Cómo podrían aguantarlo?

Se viste con lo primero que encuentra y después de besar la mejilla del niño que duerme en el sofá, se va corriendo para llegar lo más pronto posible a la estación de trenes de carga.

Cuando llega allí, todos sus compañeros ya están trabajando, y se nota desde lejos el bochorno que sufren y como se esfuerzan. Entonces ellos la ven, y se ponen a reír y a mirarla con repulsión, pero no se aturan para decirle nada y siguen en sus cosas.

Se acerca con seguridad a uno de los caudillos, el señor Korneel van Middelkoop. Es medio calvo, y los pelos que le quedan son de color canela. Es alto y robusto, pero no está gordo y tiene unos hombros altos y fuertes. Lleva una boina terrosa que lo distingue como capitán de un grupo de policías, una camisa larga color gamuza con el escudo de Holanda y el de la Tiranía, unos pantalones marrones ceñidos con un cinturón, y calza unas botas de cuero negro. En el cinturón lleva atadas una porra y una escopeta.

-Señor, discúlpeme la tardanza. Mis sobrinos pequeños estaban solos en casa y tenía que cuidar de ellos hasta que su madre llegara de comprar al mercado –miente lo mejor que puede.

-¿Se puede saber qué haces aquí, todavía?

-Trabajo aquí, señor Middelkoop. Soy Merete Rasool, ¿me recuerda?

-Ya sé quién eres, mentecata. ¿No ves que te has quedado sin trabajo?

-¿Que me he quedado sin trabajo? –Korneel camina intentando ignorarla, pero Merete lo sigue como puede- ¿Y eso por qué? Ya le he dicho lo que me ha sucedido. ¿Qué más quiere?

-Quiero que te vayas, Rasool. No puedes faltar a tu puesto de trabajo.

-Pero… si Corjan hubiese sido el que se saltara horas, por ejemplo, se lo perdonaríais…

-Corjan Reichert es un hombre. Y tú una mujer. ¿Aún no encuentras la diferencia entre ambas palabras, moscona?

-¡Yo no soy una moscona!

Es eso lo que le grita y así es como le queda la mejilla izquierda al señor Korneel van Middelkoop: rosada. Merete se mira la mano y al instante se siente culpable. Todos la miran a ella, desdeñosos. No se resiste cuando un par de soldados con un chaleco ocre dorado y unos pantalones marrones la cogen y se la llevan. Uno de ellos le mete un golpetazo con la culata de una escopeta y ella se queda inconsciente.

Pero cuando abre los ojos no ve lo que esperaba. No ve a Middelkoop o a cualquier otro caudillo, tampoco ve a ningún policía o carcelero, sino a Bartje. La está observando con inquietud, y cuando ve que su hermana mayor se despierta, le pide a uno de los carceleros que abra la celda y le deje salir de ahí.

-Como usted diga, señorita.

El hombre coge las llaves y deja que las dos se abracen y salgan de allí.

-¿Cómo lo has hecho? –pregunta Merete, todavía sorprendida.

-Mejor será que te lo explique cuando lleguemos a casa y te encuentres bien.

-Ya me encuentro bien. ¿Y los niños? ¿Dónde los has dejado?

-Están fuera, vigilados por un policía.

Pero cuando salen del edificio ve que Bartje le ha mentido: los niños no están. Le vuelve a preguntar dónde están, y la otra le contesta que no se preocupe, que están con alguien de confianza. La casa no está muy lejos, así que vuelven andando y llegan al cabo de unos cinco minutos.

Todo está tan silencioso y quiescente que a Merete le da mala espina. Su hermana abre la puerta y las dos entran con sigilo. Se acercan al sofá coral de lona. Ahí está estirado Garritt, cuyos pómulos están enrojecidos y el pelo y el cuerpo los tiene empapados de sudor. La pequeña Emke está sentada a su lado, acariciándole la frente y cantándole canciones para que se duerma.

-¿Qué le sucede? –pregunta Merete, que no entiende nada.

-Se ha puesto enfermo. Mi niño tiene mucha fiebre y se ha puesto enfermo… no quiero que le pase nada.

-¿Tiene fiebre?

-Mucha. Más de cuarenta grados. No quiere comer nada.

Un muchacho entra en la sala interrumpiendo la conversación con un bol de cerámica humeando en las manos, que entrega al niño febril. Se presenta diciendo que se llama Thijme Janssen, un conocido de Bartje. No es muy alto pero tampoco achaparrado. Le brillan los ojos azules con chalanería, los cabellos leonados los tiene alborotados y ondulados, y viste una camiseta verde de tirantes y unas bermudas color calabaza, y calza unas chanclas hawaianas turquíes. No debe de tener más de veinticinco años, por el aspecto jovial que tiene. Thijme y Merete se estrechan la mano al conocerse. Él está alegre pero ella lo mira suspicaz. Precisamente el chico tiene que irse ahora, y después de darle un corto beso a los labios a Bartje, se va.

-¿Cómo lo has hecho para sacarme de allí? ¿Y quién es ese Thijme?

-Les he contado que mi hijo estaba enfermo, y que por eso te habías puesto tan nerviosa.

-¿No podrías haberte inventado algo mejor?

-Pero si es cierto… míralo, mi dulce angelito… nunca lo había visto sufrir tanto. ¿No te dan ganas de llorar?

-¿He recuperado mi trabajo?

Entonces la hermana la mira a los ojos. Es como si sonrieran amargamente, llenos de ironía. Niega con la cabeza, y aparta la mirada.

-Tú lo perdiste, Merete. No me culpes a mí.

-No he dicho que fuese tu culpa. Ya lo sé, soy yo la que ha llegado tarde y la que le ha clavado una bofetada a su superior. Solo te lo he preguntado. Todavía no me has contestado a la otra pregunta, ¿quién es ese chico?

-Se llama Thijme Janssen, ¿no lo has oído?

-¿Te crees que soy estúpida? Claro que lo he oído. Pero quiero saber de qué lo conoces.

-¿Tanto te importa lo que haga con mi vida?

-Estás enamorada de él, ¿me equivoco?

Bartje enmudece y enrojece.

-¿Y qué te importa si lo estoy?

-No te lo prohíbo, Barti. Solo te pido que vayas con cuidado. Tú ya sabes lo que sucedió con Harrie.

De repente, Bartje, amedrentada y volviendo a su cobardía de años atrás, intenta tranquilizarse y mira a los ojos de su hermana.

-Quiero a Thijme. Te prometo que iré con cuidado, no sufras.